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La importancia de planificar la sucesión hereditaria
26 de mayo de 2025
Alejandro Dominquez

La Importancia de Planificar la Sucesión Hereditaria

La Importancia de Planificar la Sucesión Hereditaria

En este artículo abordaré un asunto de capital importancia en la vida de cualquier persona y al cual, sin embargo, muchas veces no prestamos la suficiente atención: la herencia, es decir, el destino de nuestros bienes después de nuestro fallecimiento.

Mi pretensión en estas líneas no es ofrecer un análisis exhaustivo sobre el derecho de sucesiones y sus particularidades, entre otras cosas porque ya existe una extensa bibliografía al respecto y no es éste el espacio adecuado para ello. Al contrario, me daré por satisfecho, simplemente, si después de leer este artículo el lector cae en la cuenta de que gestionar su patrimonio más allá de su muerte no es una tarea que deba tomarse a la ligera, y que es necesario dedicar el tiempo que sea preciso a planificar la sucesión, así como estar bien asesorado al respecto.

Para lograr este objetivo, me limitaré a ofrecer una serie de consideraciones generales, que en ningún caso sustituyen a un buen asesoramiento, pues cada sucesión es única y merece ser estudiada en su particularidad.

Hacer Testamento

Los abogados que nos dedicamos al derecho de sucesiones conocemos de la importancia que tiene hacer testamento, y todavía hoy me sorprendo en ocasiones de la cantidad de conflictos que podrían evitarse si el causante (persona fallecida) dedica unos minutos de su vida a visitar la notaría y expresar su voluntad en documento público.

Por lo tanto, el primer consejo es hacer testamento siempre, sea cual sea la situación. No importa la magnitud del patrimonio, la existencia o no de descendencia, ni la calidad de las relaciones familiares; en todos los casos, otorgar testamento constituye una decisión positiva por múltiples razones.

Una de ellas es que nadie va a organizar mejor el destino de nuestro patrimonio que nosotros mismos. Nosotros tenemos una idea de lo que queremos hacer con nuestros bienes, pero una vez fallecidos ya no podremos tomar decisiones. Por eso, es muy importante expresar nuestra voluntad en el testamento, porque será el instrumento por medio del cual “hablaremos” cuando ya no estemos presentes. El testamento, por su naturaleza jurídica y legal, nos da la seguridad de que se respetará nuestra voluntad más allá de nuestro traspaso.

Dicho de otra manera, si no existe testamento, el destino de nuestros bienes será el que establezca la ley según el caso, y puedo asegurar que en muchas ocasiones no coincide con la que habría sido la voluntad del causante.

Otra razón para hacer testamento, como apuntábamos antes, es que mediante el mismo evitamos conflictos posteriores en relación a nuestro patrimonio. Si existe un documento con validez legal que indica cómo debe repartirse un conjunto de bienes, ya no hay espacio para interpretaciones o para disputas acerca de qué le corresponde a quien.

A alguien le podrá gustar más o menos la forma en la que se ha repartido la herencia, pero tendrá que aceptarlo, pues lo que dice el testamento es incuestionable (salvo excepciones). Por el contrario, la falta de testamento resulta un caldo de cultivo para que aparezcan distintas posiciones entre los herederos legales acerca del destino de los bienes, lo que sin duda acabará en un litigio largo y costoso para todas las partes, sin mencionar la más que posible ruptura familiar, que sin duda no sería del agrado del causante.

Contenido del Testamento

Ahora bien, tan relevante como otorgar testamento es asegurarse de que su contenido sea claro y adecuado a la voluntad del testador. Un testamento efectuado sin un buen asesoramiento legal entraña numerosos riesgos.

Puede parecer que es un asunto sencillo, y en cierta medida lo es, pero es necesario tener conocimiento de todos los elementos que entran en juego. Hacer testamento no se reduce a hacer mención de las personas a las cuáles queremos designar como herederas.

Un testamento que deja muchos cabos sueltos abre la puerta a futuros conflictos entre los designados. Dicho de otra manera, cuanto más concreto y detallado sea el testamento, mejor, porque evitará interpretaciones. Tenemos que verlo como una especie de manual de instrucciones respecto de nuestro patrimonio: cuanto más específicas sean esas instrucciones, mejor podrán ejecutarse.

Desde mi punto de vista, los testamentos “típicos” o “genéricos” son un error, y los operadores jurídicos (abogados, notarios, etc) deberíamos hacer un esfuerzo asesorando a nuestros clientes en la elaboración de testamentos más detallados.

Existe la costumbre en Cataluña de hacer el siguiente testamento: “Nombro heredero universal a mi cónyuge, y a falta del mismo, a mis hijos por partes iguales”. Desde un punto de vista estrictamente humano y social, es un testamento lógico, y por ello el más habitual. Ahora bien, desde un plano jurídico, esta forma de testar revela numerosas carencias.

En primer lugar, no menciona la legítima, precisamente aquella parte de la herencia sobre la cual el testador no puede disponer, y que obligatoriamente debe ir para los hijos. Esto genera un escenario en el cual la herencia queda repartida entre el cónyuge viudo (heredero nombrado en el testamento) y los hijos (que reciben la legítima). En tal caso, deberán ponerse de acuerdo entre ellos para ver de qué forma se reparten los bienes de la herencia de manera que cada uno reciba su parte.

En muchos casos, esto deriva en conflictos y rupturas familiares, que se habrían evitado si esa repartición se hubiera ya hecho en el testamento (“en pago de la legítima, dejo a mi hijo la casa de Llavaneras, y a mi otro hijo la casa de Barcelona, y el resto de la herencia para mi mujer”).

Por otro lado, dejar la herencia íntegramente al cónyuge sin repartirla junto con los hijos podría llevar a que, en el futuro, el cónyuge superviviente decidiera dárselo todo a un futuro cónyuge o pareja de una nueva relación, sin contar con los hijos del cónyuge fallecido, lo que seguramente no sería la voluntad del testador.

En conclusión, cuanto más sencillo y masticado se lo dejemos a los herederos, mejor. Esto significa que, si podemos dejar perfectamente repartida la herencia en el testamento, menos problemas existirán en el futuro. Dejar la repartición concreta en manos de los herederos es una fuente de problemas.

Tener en Cuenta la Fiscalidad y la Legislación Foral

Debemos tener en cuenta, a la hora de planificar nuestra herencia, que Hacienda va a jugar un papel importante, nos guste o no. Por eso es importante estar asesorados también en este aspecto, ya que las consecuencias fiscales pueden determinar que hagamos el testamento de una u otra manera.

Nos puede parecer que estamos beneficiando a un heredero con un determinado testamento pero, si resulta que cuando va a aceptar la herencia se encuentra con que debe afrontar unos impuestos de sucesiones superiores a su capacidad económica, se verá obligado a renunciar a la misma, en contra de la voluntad del testador.

Un adecuado asesoramiento fiscal puede evitar esta situación, planificando la sucesión de manera que sepamos con antelación cuál será la carga impositiva que deberán soportar los herederos.

El testamento habitual que nombra heredero universal al cónyuge y a falta de éste a los hijos también resulta problemático a nivel fiscal. Implica que, sobre un mismo patrimonio, se prevén dos transmisiones, una primera hacia el cónyuge viudo, y posteriormente, cuando éste fallezca, los mismos bienes se transmitirán nuevamente a los hijos.

Esto implica una doble tributación, con costes innecesarios en impuestos, notaría, abogados, etc. Si los cónyuges ya son mayores, esta doble transmisión en pocos años es perfectamente evitable si, desde el principio, repartimos la herencia entre el cónyuge y los hijos.

Por otro lado, debemos también tener en cuenta que en España existen distintas legislaciones forales en materia sucesoria que difieren de un territorio a otro, de manera que una herencia con los mismos elementos puede ser distinta en Cataluña que en Galicia, tanto a nivel fiscal como civil.

Buscar Asesoramiento Legal

Me parece que ha quedado claro en este punto la importancia que tiene un buen asesoramiento legal a la hora de planificar nuestra sucesión. Existen muchos elementos diversos que convergen al diseñar un testamento, y conviene tener la información necesaria para que, en un futuro, no existan problemas inesperados.

Un buen asesoramiento puede evitar conflictos en los herederos y rupturas familiares. Muchas veces no es suficiente con acudir a un notario y expresar el testamento que tenemos en la cabeza, ya que, como es lógico, las personas ajenas al mundo del Derecho desconocen la regulación específica y los elementos legales que pueden influir en su sucesión.

Así pues, como he señalado al comienzo, sin pretender ofrecer aquí asesoramiento en materia hereditaria, daré por cumplido mi objetivo si consigo sensibilizar al lector sobre la importancia de abordar con seriedad y con el apoyo jurídico necesario la planificación sucesoria.